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30 de julio de 2025

El poder invisible del perfume en la cosmética

¿Qué es el perfume en un cosmético?

El perfume en cosmética no se limita a proporcionar un aroma agradable. Se trata de una composición olfativa diseñada específicamente para integrarse en una fórmula, complementando su función sensorial y reforzando la identidad del producto. Puede estar compuesto por una combinación de notas naturales o sintéticas y, aunque suele representar un porcentaje pequeño del total de ingredientes, su impacto en la percepción del producto es significativo.

En la formulación, se considera tanto su perfil aromático como su compatibilidad con la piel, su estabilidad y su capacidad para integrarse sin alterar otras propiedades del cosmético. En muchos casos, la fragancia se ajusta cuidadosamente para lograr un equilibrio entre presencia y discreción, de modo que acompañe la experiencia sin dominarla. En otras ocasiones, es el centro de atención.

¿Cómo influye el perfume en el cerebro?

El sentido del olfato está directamente conectado con zonas del cerebro relacionadas con la emoción, la memoria y la percepción del placer. A través de vías neurológicas específicas, un aroma puede activar recuerdos, generar sensación de calma o elevar el estado de ánimo de manera casi inmediata.

Por este motivo, el perfume en un cosmético tiene un poder invisible pero profundo: puede transformar un gesto funcional (como aplicarse una crema) en una experiencia emocional. Este vínculo inconsciente convierte al perfume en un elemento fundamental en la construcción del apego al producto y, en muchos casos, en un factor decisivo para su repetida elección.

El perfume como vehículo de sensorialidad

En cosmética, el componente sensorial es fundamental. La textura, la absorción, el acabado… y también el aroma, forman parte de la experiencia total del usuario/usuaria. El perfume, en este contexto, refuerza el carácter del producto, transmite valores (como naturalidad, sofisticación, frescura o calidez, entre otros) y contribuye a que el/la consumidor/a lo identifique más allá de su función principal.

Bien integrado, el perfume puede incluso comunicar el posicionamiento de una marca sin necesidad de palabras: un aroma limpio y neutro sugiere simplicidad y pureza; una fragancia envolvente y cálida, una propuesta de lujo. De ahí la importancia de que “huela a algo… pero también a nada”: debe ser perceptible, pero no invasivo; característico, pero compatible con la rutina personal del consumidor/consumidora.

Impacto del perfume en la decisión de compra

Numerosos estudios de comportamiento de consumo coinciden en que el aroma influye directamente en la percepción de eficacia, calidad y agrado de un cosmético. Un producto puede destacar por su formulación, envase o campaña, pero si no convence a nivel olfativo, la experiencia queda incompleta.

El perfume genera una conexión emocional que refuerza la fidelidad del cliente. En muchos casos, es lo que determina que una crema, un limpiador o un protector solar sea percibido como “agradable” o incluso “necesario”. No es raro que los/las consumidores/consumidoras recuerden un producto por cómo olía, más que por su nombre.

Por ello, cada vez más marcas invierten en desarrollar fragancias personalizadas y coherentes con su identidad, entendiendo que el aroma es parte del discurso de marca, de su ADN sensorial y de su propuesta de valor. Su diseño exige sensibilidad, técnica y coherencia con los valores de la marca, pero su resultado puede marcar la diferencia entre un producto correcto y uno inolvidable.

Cosmética capilar, Cosmética corporal, Cosmética facial
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